sábado, 7 de diciembre de 2019

Frozen

Lo que voy a contar hoy se puede resumir en una palabra.Helador. Tengo frio. Mucho frio.Aqui en donde los alisios se acercan al Ecuador se me hiela el alma y hasta el ultimo hueso del cuerpo.Ya en aviso, me hice con una manta tibetana porque allí los fríos son mayores que en Zamora y ando vestido de  monje de la cocina al salón y del salón al baño. Parezco un pastor belga en busca de algún lugar que ofrezca un punto de calor sin encontrarlo, con la nariz en rojo y las orejas en púrpura. Tengo mucho frio. Durante el día aún puedo luchar contra el glacial que pasa invisible por el pasillo con fuertes frotaciones de mis manos sobre los antebrazos, con palmadas más o menos  intensas en las mejillas o los muslos. Pero ay de noche. De noche es cuando se convierte en supervivencia. Ya con el pijama puesto encima de una camiseta térmica y dos pares de calcetines, uno de ellos de amarillo fosforito visible incluso en la oscuridad más negra, llega el momento más temido. Forrado en capas de ropa aparto el edredón pero noto el frio, que me ha perseguido hasta la cama. Las sábanas casi no se pueden tocar pero me tumbo y me cubro con el susodicho edredón como si fuera la capa invisible de Harry Potter y no muevo un músculo a ver si engaño al frio y no me ve. El calor del cobertor se empieza a hacer notar pero no me duermo. Es como si estuviera en la cueva de un oso polar a punto de ser atacado. Así que saco la cabeza a modo de tortuga y allí está. No se ha ido. Me estaba esperando. El maldito frio.  No se sabe cómo pero me duermo. Unas dos horas después vuelvo a la consciencia.La vejiga quiere guerra aunque intento que se distraiga a ver si se olvida. No hay forma. Hay que salir. Lo primero que temo es poner un pie en el suelo que para más Inri es de mármol. No ayuda.Tengo la sensación de que en cuanto toque la primera baldosa el suelo se va a tornar hielo como si yo fuera Elsa. Así que poco a poco toco el suelo. No pasa nada excepto el rayo helador que me recorre el cuerpo. Seguro que se me ha quedado un mechón blanco. Me pongo en camino hacia el baño en medio de la oscuridad sólo con el amarillo de los calcetines delante pensando en el siguiente reto.Dios mío. El más difícil .El cuarto de baño, más iglú que excusado, no me ofrece alternativa. Todo está helado pero la taza es lo más temido. Y allí estaba yo. Dudando pero ya  pasado el punto de no retorno. Transcurridos  cinco minutos delante de ese trono, decidiendo la mejor forma de proceder, el momento de apoyar mis posaderas en ese círculo de hielo no lo olvidaré jamas pero tan difícil es describirlo que para mi lo guardo. El plan es claro. Rapidez en la ejecución y la huida. Falla. Ese frio inmisericorde me corta el pis y nubla mi concentración así pues, hay que pasar más tiempo en la operación .  El retorno al lecho y el resto de la noche fue igual que la ida. Una lucha titánica contra el frio helador. Perdí. He perdido. Que frio he pasado. Es de día. Vuelta a empezar . ¿Donde está mi manta tibetana? Menudo frio tengo. Que frio.

martes, 12 de noviembre de 2019

Mosqueteros

De momento no soy amigo de polémicas por tanto dejaré al lector la interpretación de lo leído que no de lo escrito, pues hallar significado de las metáforas e incluso de las parábolas es labor del receptor más allá de los esfuerzos del emisor por hacerse entender o no. Y es que hace tiempo me encontré por esas cosas de la vida, unas hojas unidas a modo de librillo, de color ocre y maltratadas por el tiempo pues las hallé en el interior de unos ejemplares de obras de los hermanos Álvarez Quintero que heredé hace ya. Comprobé que, a pesar de ese estado de abandono, olvido y dejadez lo que estaba escrito seguía legible y en un castellano que hoy pocos entenderían. Gracias a lo que aprendí de mi padre reconocí la parla de los españoles cuando España era dueña del mundo antes de que los británicos hicieran lo que hicieron (ahí lo dejo). Lo que escrito estaba y aún hoy lo está lo referiré ahora pero por hacerme entender quedará en lengua actual. Saque el lector las conclusiones que más le convengan de esta historia, de la importancia de la misma y de su repercusión. Quedan avisados.
"Los rumores que de la taberna del Caracol circulaban por media comarca la describían como la morada del mismísimo diablo. Acercarse sólo podría traer consecuencias mortales y aún peores. Situada al final de un estrecho callejón, sin apenas luz y empapado el empedrado de un mejunje de boñigas de caballo y lodo que hacía las veces de foso defensivo, en ocasiones más eficaz que los cocodrilos y dragones de los castillos de nuestros señores de Aragón y Castilla. La aventura de ir a mojar gaznate a semejante antro valía la pena si se quería ocultar algo o tramar la peor de las venganzas. No en vano, cuentan las viejas del lugar que aquí se decidió mandar con rapidez a varios secretarios reales a conocer a Dios Nuestro Señor así como la estrategia de algunas gloriosas batallas, orgullo de nuestra patria. Mas lo que yo escuché sin salir de mi embozo por precaución fue de otra calaña. Así, dos que no vi hablaban cuando un par de moscas se invitaron a la cita. El de la voz grave soltó una blasfemia y un manotazo intentando aplastar al insecto. El manotazo se convirtió en cachetazo en su compañero de tragos.
-Voto a ...Por matar un mosca quieres tragar acero.- y de refilón observé como le iba a devolver el lance cuando la segunda mosca se le posó, atrevida en la nariz, de manera que su amigo para darle matarile, incrustó su puño con sus cinco dedos en la napia, no sin antes advertirle: "Quieto que la tengo".
Cuando estaban a punto de empezar las chispas de los aceros, como solía ser costumbre en aquella cueva del demonio, una voz autoritaria y superior se hizo presente.
-Así no vais a acabar con ellas. 
Levanté la barbilla y pude ver a otro embozado con las botas en lo alto de un taburete. Parecía mordisquear un tallo de paja. Nadie osó hablar. Pero los estoques cambiaron de dirección hacia ese petulante. Entonces se levantó de un movimiento rápido y se retiró el embozo.
-Ahorraros las chulerías que tenéis que aprender. Luego si es menester os coso los intestinos. 
Ahora sí que cambié de posición para apreciar  ese envite. Me ahorraré las descripciones de los morlacos que no vienen al cuento. El chulo se acercó a la mesa de los dos infortunados, apartando las puntas con su mano. Y se inclinó. 
-Las moscas son como las personas. Hay que atraparlas cuando menos se lo esperan. Hay que conocerlas, que conectar con su pensamiento. Dejar que se confíen. Pretender darles cariño, confianza y entonces de un manotazo le das la extrema unción. Mirad.
El hombre, con su mirada al borde de la mesa, dejó, muy quieto, que una mosca se posara en la mesa.
- Todavía no.-Ya tenía preparada la derecha que movía despaciosamente.-Está inquieta, se mueve mucho. Dejo que se confíe.-El insecto no paraba de caminar por la mesa en busca sin duda de algo podrido o maloliente.- Nooooo. Todavía no.- Los otros dos atendían sin pestañear. El susodicho susurraba.- Noo. Aún no-. De repente, la mosca se detuvo. Inmóvil. Tranquila. Y en un ahoralaespachurroyyaestá, el personaje le estampó el sello de su palma mandándola al otro barrio.
-Queda una. El mismo procedimiento. Pensad que sois el valido del rey y tenéis que distraer al populacho para subirles los impuestos sin que se den cuenta. Dejad que se relajen.-la mosca se posó cerca de lo que quedaba de su amiga.- No hagáis nada. Sólo dejad que se acerque. Más y vosotros quietos.-La tensión era evidente por ver si era capaz de repetir la hazaña.-Ya viene. Despacio. Lento.-Y en otro yatetengomoscadeldemonio se acabó el rifirrafe.
-Y así, amigos es como se cazan moscas.- Y con aire triunfal salió por la puerta del mesón, no sin antes saludar con una reverencia a su público entusiasmado.
Menos entusiasmo demostraron cuando se percataron de que durante el número de las moscas, bien ejecutado, todo sea dicho, les abrió la faltriquera a ambos desdichados dejándoles limpios y descargados de peso, habiéndoles demostrado que a las moscas o a los moscones, se les deja acercarse, se les relaja y después se les da el golpe. Apréndanlo ustedes. Maten moscas pero no se relajen."















sábado, 9 de noviembre de 2019

Ausencia

Que dificil es elegir el tema con el que iniciar un blog sobre pequenos pensamientos y acertar a la primera pero según ponía mis dedos sobre las teclas me sobrevino de repente. Y es que algo que muchos dan por hecho, no lo cuestionan, ni siquiera se paran a pensarlo, para otros es la mayor de las ausencias pudiendo sumirlo en una profunda lucha interior. El ano pasado, invadido por la morrina al estar lejos de mi querida Espana y de mis ninos me disponía a pergenar un escrito plasmando mis entranas en él......En fin, no son alucionaciones lo que experimentais. Me faltaba lo que más puede necesitar un escritor en nuestra lengua, me faltaba el alma de mi tierra, me faltaba... la ene. No,no,no, la ene no. La...ene. No la ene de nariz,no. La ene de nino, no, !!!cono!!! la maldita ene de Inigo, de cano, de banera,de alino.Cachis. Me faltaba hasta hoy. Una de esas amistades que vienen del cielo sin haberlas pedido, me iluminó y me dio la vida de nuevo. Incluso en un teclado árabe se esconde, sin avisar, sin resaltar, humilde como ella sola, nuestra pequena letra. Si seÑor, que coÑo, aqui estaba, delante mío. Y este pequeÑo gesto de mi amigo y compaÑero, me acerca un poco más a mi querida EspaÑa. He recobrado el sueÑo y ahora sí, el empeÑo de recuperar lo aÑorado y olvidado. Contigo,letra Ñ volveré a hablar espaÑol como se debe. Con cariÑo y extraÑeza.