De momento no soy amigo de
polémicas por tanto dejaré al lector la interpretación de lo leído que no de lo
escrito, pues hallar significado de las metáforas e incluso de las parábolas es
labor del receptor más allá de los esfuerzos del emisor por hacerse entender o
no. Y es que hace tiempo me encontré por esas cosas de la vida, unas hojas
unidas a modo de librillo, de color ocre y maltratadas por el tiempo pues
las hallé en el interior de unos ejemplares de obras de los hermanos Álvarez
Quintero que heredé hace ya. Comprobé que, a pesar de ese estado de abandono,
olvido y dejadez lo que estaba escrito seguía legible y en un castellano que
hoy pocos entenderían. Gracias a lo que aprendí de mi padre reconocí la parla
de los españoles cuando España era dueña del mundo antes de que los británicos
hicieran lo que hicieron (ahí lo dejo). Lo que escrito estaba y aún hoy lo está
lo referiré ahora pero por hacerme entender quedará en lengua actual. Saque el
lector las conclusiones que más le convengan de esta historia, de la
importancia de la misma y de su repercusión. Quedan avisados.
"Los rumores que de la taberna
del Caracol circulaban por media comarca la describían como la morada del mismísimo
diablo. Acercarse sólo podría traer consecuencias mortales y aún peores.
Situada al final de un estrecho callejón, sin apenas luz y empapado el
empedrado de un mejunje de boñigas de caballo y lodo que hacía las veces de
foso defensivo, en ocasiones más eficaz que los cocodrilos y dragones de los
castillos de nuestros señores de Aragón y Castilla. La aventura de ir a mojar
gaznate a semejante antro valía la pena si se quería ocultar algo o tramar la
peor de las venganzas. No en vano, cuentan las viejas del lugar que aquí se
decidió mandar con rapidez a varios secretarios reales a conocer a Dios Nuestro
Señor así como la estrategia de algunas gloriosas batallas, orgullo de nuestra
patria. Mas lo que yo escuché sin salir de mi embozo por precaución fue de otra
calaña. Así, dos que no vi hablaban cuando un par de moscas se invitaron a la
cita. El de la voz grave soltó una blasfemia y un manotazo intentando aplastar
al insecto. El manotazo se convirtió en cachetazo en su compañero de tragos.
-Voto a ...Por matar un mosca
quieres tragar acero.- y de refilón observé como le iba a devolver el lance
cuando la segunda mosca se le posó, atrevida en la nariz, de manera que su
amigo para darle matarile, incrustó su puño con sus cinco dedos en la napia, no
sin antes advertirle: "Quieto que la tengo".
Cuando estaban a punto de empezar
las chispas de los aceros, como solía ser costumbre en aquella cueva del
demonio, una voz autoritaria y superior se hizo presente.
-Así no vais a acabar con
ellas.
Levanté la barbilla y pude ver a
otro embozado con las botas en lo alto de un taburete. Parecía mordisquear un
tallo de paja. Nadie osó hablar. Pero los estoques cambiaron de dirección hacia
ese petulante. Entonces se levantó de un movimiento rápido y se retiró el
embozo.
-Ahorraros las chulerías que tenéis
que aprender. Luego si es menester os coso los intestinos.
Ahora sí que cambié de posición
para apreciar ese envite. Me ahorraré las descripciones de los morlacos que
no vienen al cuento. El chulo se acercó a la mesa de los dos infortunados,
apartando las puntas con su mano. Y se inclinó.
-Las moscas son como las personas.
Hay que atraparlas cuando menos se lo esperan. Hay que conocerlas, que conectar
con su pensamiento. Dejar que se confíen. Pretender darles cariño, confianza y
entonces de un manotazo le das la extrema unción. Mirad.
El hombre, con su mirada al borde
de la mesa, dejó, muy quieto, que una mosca se posara en la mesa.
- Todavía no.-Ya tenía preparada la
derecha que movía despaciosamente.-Está inquieta, se mueve mucho. Dejo que se
confíe.-El insecto no paraba de caminar por la mesa en busca sin duda de algo
podrido o maloliente.- Nooooo. Todavía no.- Los otros dos atendían sin
pestañear. El susodicho susurraba.- Noo. Aún no-. De repente, la mosca se
detuvo. Inmóvil. Tranquila. Y en un ahoralaespachurroyyaestá, el personaje le
estampó el sello de su palma mandándola al otro barrio.
-Queda una. El mismo procedimiento.
Pensad que sois el valido del rey y tenéis que distraer al populacho para
subirles los impuestos sin que se den cuenta. Dejad que se relajen.-la mosca se
posó cerca de lo que quedaba de su amiga.- No hagáis nada. Sólo dejad que se
acerque. Más y vosotros quietos.-La tensión era evidente por ver si era capaz
de repetir la hazaña.-Ya viene. Despacio. Lento.-Y en otro
yatetengomoscadeldemonio se acabó el rifirrafe.
-Y así, amigos es como se cazan
moscas.- Y con aire triunfal salió por la puerta del mesón, no sin antes
saludar con una reverencia a su público entusiasmado.
Menos entusiasmo demostraron cuando
se percataron de que durante el número de las moscas, bien ejecutado, todo sea
dicho, les abrió la faltriquera a ambos desdichados dejándoles limpios y
descargados de peso, habiéndoles demostrado que a las moscas o a los moscones,
se les deja acercarse, se les relaja y después se les da el golpe. Apréndanlo
ustedes. Maten moscas pero no se relajen."